Pequeñas situaciones cotidianas que generan ansiedad

Hoy en día tenemos acceso a la información de manera permanente. Con solo hacer un clic recibimos millones de estímulos que parecen brindarnos la información que buscamos de mil maneras y colores distintos. 

Pero estamos realmente informados?

Tiempo de lectura: 2 minutos

 

Hay un centenar de páginas web, aplicaciones y espacios cibernéticos llenos de información, muchos de ellos con muy buena información, fundamentándose en una u otra disciplina. No es el propósito de este artículo cuestionar la información, sino poder tomarnos un minuto para reflexionar sobre nuestra posición frente a ella. ¿Qué podemos hacer una vez que accedemos a toda esa información?

 

En primer lugar, es importante y necesario aclarar a qué nos referimos cuando hablamos de información. Se entiende por información todo aquel estímulo que es capaz de reducir una incertidumbre y que pueda cuantificarse. Esto que suena tan sencillo, no lo es tanto cuando lo observamos con un poco más de detalle, pues comienza a resultar complejo.

Cuando hay un tema que desconocemos o queremos saber más, o simplemente nos surge la curiosidad por algo, de forma instintiva cogemos el móvil y buscamos en "SanGoogle". Con dos o tres palabras que escribamos en la barra de búsqueda, aparece un montón de información a la que podemos llegar con un simple clic. Hasta aquí todo parece ir bien! Hacemos roll en la pantalla y vemos incontables enlaces a distintas páginas web. ¿Por cuál empezar? Con toda esa información seguro que responderemos a nuestras preguntas! Abrimos un enlace, leemos, nos direcciona a otro enlace para profundizar más, y de ese enlace a otro y a otro y a otro… y así pasamos horas intentando consumir todo lo que aparece frente a nuestros ojos.

 

El dilema se presenta cuando nos damos cuenta (en el mejor de los casos) que no somos capaces de gestionar toda esa inmensa cantidad de información. ¡Es imposible! no tenemos el tiempo físico ni la capacidad cognitiva para procesarla. ¿Y qué sucede? nos abrumamos. Bajo la exigencia (idealizada) de pretender leer TODO -porque si allí está, debemos conocerlo- nos terminamos sintiendo sobrepasados, sobre estimulados, terminamos invadidos por tanta información, invadidos por tantos estímulos, INVADIDOS POR LA ANSIEDAD.

 

Si todo eso que está a nuestra disposición no somos capaces de atender, y les aseguro que NO SOMOS CAPACES DE ATENDER A TODO ELLO, deja de ser información, ya no cumple su función de reducir nuestra incertidumbre frente a determinado tema. Por el contrario, más que reducir la incertidumbre, aumenta la ansiedad. Se genera una sobrecarga mental que nos genera sobreexcitación y un estado de alerta alto, obligándonos a esforzar al máximo nuestros procesos cognitivos, y sabemos que cuando tiramos mucho de la cuerda…

 

¿Qué se puede hacer en estas situaciones?

Cuando la ansiedad (o cualquier otra emoción) no se logra gestionar de una manera adecuada, la mejor opción es recurrir a un profesional. Con la guía de una terapeuta, aprendemos a conocer nuestros recursos y estrategias acordes a nuestros propósitos. Aprendemos a seleccionar hacia dónde dirigir nuestra atención, a no querer abarcar todo porque TODO NO SE PUEDE. En definitiva, con apoyo profesional, aprendemos a establecer prioridades y encontrar el punto óptimo para moderar la carga mental y generar respuestas adecuadas a determinadas situaciones evitando ser invadidos por la ansiedad o la fatiga.

Otra opción es poner un STOP. Dejar a un lado momentáneamente todos esos estímulos, CERRAR los OJOS y RESPIRAR. No suele ser fácil tomar esta decisión y dejar el móvil a un lado, al menos por un rato. Hay prácticas como el Yoga o la meditación, que también son un recurso válido para fortalecer las estrategias destinadas a gestionar nuestras emociones.

Presta atención a tus acciones cotidianas. Presta atención a las emociones que se generan en tus situaciones cotidianas porque ellas son las señales clave para detectar cuando parar y comenzar a cuidar tu mente para generar tu propia PAZ y BIENESTAR!

 

Si quieres saber más sobre cómo afrontar situaciones cotidianas de ansiedad, escríbeme!

 

Vane Paz 🌟

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